domingo, junio 29, 2014

Carta II.

Querido:

Cómo empezar. Cuántas cosas que decirte y qué vacío se provoca en mi mente, qué confusión de palabras, de hechos e imágenes tejidas por la memoria. Qué hermoso sería no necesitarlas pues, para mí sería preferible imprimir pinceladas de un cuadro que llamaría Amor, día a día, un cuadro que no terminaría nunca, durante todo el tiempo que pudiéramos compartir juntos. Que hable el silencio, que hablen los espacios entre líneas, nada más. Quizás no serían trazos demasiado poéticos, adornados o sonoros, pero te aseguro que se encontrarían llenos de VERDAD. Porque qué raro es ya esto, qué raro es en el mundo; pueden lanzarse al cielo miles de globos coloreados, pero si carecen de transparencia y son empujados por efímeras brasas de fuego, acabarán olvidados y engullidos por el aire. ¿Qué podría ofrecerte yo? Un núcleo lleno de VERDAD, un nido especial, una mano donde solo cupiéramos TÚ y YO por siempre jamás. ¿No se trata de eso? Sino, no sería amor, ¿cómo osar poner ese calificativo a cosas tan nimias, envueltas en la vacía lujuria?

Si tuviera un lienzo escribiría esas pinceladas silenciosas para ti, día a día. El problema es que nunca me fue posible comprar ninguno. Grandes tormentas caminan por el mundo, remolinos llenos de egoísmo y maldad. Intereses efímeros. Intereses de pago, individualistas o rellenos de vicio. Mundo al revés. Los tiempos son difíciles y la Tierra no muestra más que paisajes desiertos, cunetas con perros abandonados y despreciables puticlubs. Y conduzco, conduzco por esta carretera de la vida. Fijo la mirada hacia adelante. Muevo la cabeza hacia la izquierda y hacia la derecha, temerosa de sufrir un accidente. En ocasiones,creí ver señales, señales que me llevaban hacia ti, pero supongo que fueron estrellas fugaces que solo me pueden contar un bonito cuento de madrugada. ¡Oh! Yo quiero algo REAL y es terrible esta sensación del miedo mordiendo la piel, las noches efímeras y los días en que los demás se empeñan en recordarme tu ausencia. Temo cambiar el sentido de mi dirección. Temo escuchar la canción equivocada y que me aleje más de ti. Temo no tenerte nunca. Temo que te pierdas de mí. Recorro cada día kilómetros y kilómetros con suma discreción, pero si permitiera que un accidente me diera alcance, te lo ruego, por favor: perdóname. 

Y te digo, si las luces de nuestro tiempo ya hubieran permitido que nos conociéramos: búscame, mejor si es por sorpresa. Búscame cuando duerma. Cuando distraída ojee unos papeles en un parque de mi ciudad. Búscame en la noche o en un sueño. Búscame y hazme saber de ti. Sino, si esa magia especial que nos trae al mundo no nos permitió coincidir en el mismo tiempo de nuestras existencias, al menos permíteme el consuelo de saberte en el espacio infinito. En ese caso, he de esperar más para verte: coger una escalera plateada y dejar que tu aroma vacío me bese la piel. ¿Valdría la pena esperarte toda una vida? Yo creo que sí. 

Y sí, sé que soy un ente extraño, en un mundo extraño y quizás, por eso, si pudiera pintar con seguridad mis notas silenciosas en el lienzo de tu pecho, te ofrecería algo diferente; todo eso si tú quisieras, si me dieras la oportunidad. Y para terminar, te mando esta Luna,

Fuente de la imagen: familiar.                                                               esta Luna que es para ti.Y procuraré prestar atención a los sonidos de la noche, a ver si esta vez te puedo oír.

Firmado:

                                                                         La Justiciera del Amor.



2 comentarios:

**kadannek** dijo...

Romántica y soñadora. Bonito partir así la tarde, con ilusiones y dulzura.

Esther dijo...

Eso siempre :) Sobre todo romántica, creo ¡Uuuy! :)

Me pasé por tu blog, pero no tenías nada aún.

Un abrazo :)